viernes, 29 de marzo de 2013

A la sombra del almendro ~ Segunda parte.



A la media hora estos llegaron y  encontraron el sobre en el suelo. La madre lo cogió y se dirigió a la habitación de Abbey, tocando en la puerta al llegar a ella. – Hija, ¿qué hacia el sobre en suelo? – Preguntó mientras abría la puerta y la mostraba el sobre a su hija. – Me parece increíble que quieras llevarme a ese lugar, no es justo, ahí no hay nada que ver, ¿qué quieres que haga yo allí más que morirme de asco mamá? Eso no es un regalo de cumpleaños, ¡es un castigo! ¡Y no pienso ir! –Replicó la joven, mientras la madre negaba con la cabeza. – Estás muy equivocada hija y cuando lleguemos a Fregeneda, porque sí que irás, lo comprobarás. –Dicho esto, la madre salió del cuarto de Abbey y empezó a preparar las maletas para el viaje. 


Ya era dos de marzo y toda la familia conducía hacia ese pequeño pueblo de Salamanca, aún con Abbey bastante enojada. Aunque al ir observando el bonito paisaje que veía por la ventana del coche al acercarse al pueblo, empezó a pensar que quizás no estaría tan mal aquel viaje. – Abigail, ya hemos llegado. –Dijo el padre de esta mientras aparcaba el coche en frente de un acogedor hostal y empezaba a sacar las maletas del vehículo. – Cuando estuvieron ya instalados en sus respectivas habitaciones, la joven quiso salir a visitar el pueblo. Tardó poco en verlo entero y una casita casi a las afueras la llamó bastante la atención, no por lo grande, ni bonita, ni lujosa, ya que no lo era; sino porque se le hacía conocida esa vivienda. Durante el paseo de vuelta al hostal, se fijó en que la gente estaba algo alborotada, como si algo fuese a suceder. – Perdone, ¿qué sucede para que todo el mundo se encuentre tan atareado hoy? – Preguntó Abbey a una señora que pasaba por ahí, a lo que la señora contestó brevemente, aunque con una sonrisa y siguió su camino después. – Mañana es la fiesta de la flor del Almendro y todo tiene que estar listo.


¡Mamá! ¡Mamá! – Gritaba la joven entrando en la habitación de sus padres y cuando la vio, no dudó en contarla todo lo que había conocido del pueblo, incluida la extraña casita que se le hacía familiar. La madre sonreía, parecía que su hija ya no consideraba tan mal regalo haber hecho ese viaje. – Y mañana hay una fiesta, del almendro la llaman. ¿Iremos? –Dijo Abbey emocionada, ya que nunca antes había visto almendros en flor, a lo que su madre respondió. – Por supuesto cielo, para eso estamos aquí.

martes, 19 de marzo de 2013

A la sombra del almendro ~ Primera parte



¡Ya es el día! – Pensaba una y otra vez Abbey mientras miraba la hora en su móvil, ansiosa porque llegara la hora de salir de la universidad. –No puedo aguantar más… me mata la curiosidad… -Susurró a la par que empezaba a recoger sus libros, cuando un leve golpe sobre su mesa la devolvió a la clase.


Viendo que hay gente que está impaciente por irse… - El profesor dejó de hablar por unos segundos y miró a Abbey, a lo que ella respondió sonrojándose al notar como sus compañeros la miraban. El profesor carraspeo un par de veces y dirigiéndose a su mesa continuó diciendo- …pueden irse ya, la clase ha finalizado.

Al escucharlo Abbey terminó de recoger lo poco que le quedaba fuera de la cartera y salió como un rayo por la puerta apresurándose por llegar a casa, ya que ese veintiséis de febrero sabría por fin donde iría ese año de viaje por su cumpleaños. Abigail, nombre completo de la joven, estaba a punto de cumplir sus veinte años. Provenía de una familia adinerada de Madrid y al ser hija única siempre había tenido todo cuanto deseaba, las mejores marcas de ropa, joyas caras, los móviles de última generación, perfumes inéditos… y un espectacular viaje por su cumpleaños cada año. El año pasado fuimos a Roma, hace dos a Londres, con diecisiete a Cancún… - Iba pensando la muchacha de camino a casa, con una gran sonrisa en la cara - …seguro que este año toca Nueva York. 


¡Mamá! ¡Papá! ¿Hay alguien en casa? –Dijo Abbey al entrar por la puerta dejando su mochila en el recibidor, dirigiéndose al salón donde alcanzó a ver un sobre encima de la mesa – Aquí está.. –se la notaba algo nerviosa al coger el sobre y abrirlo. – Nueva York por favor, Nueva York.. –pensaba una y otra vez, pero al terminar de abrir el sobre la gran sonrisa que tenía en su cara se desvaneció por completo y tirando el sobre, junto con su contenido dentro, se fue a su cuarto con un sentimiento entre enfado y decepción con sus padres.

miércoles, 13 de marzo de 2013

A quien corresponda 2 :



24 son los años que hace hoy desde que naciste, 4 desde que nos conocemos y casi un año desde que nos distanciamos o incluso desde que no nos vemos...


Ojala pudiera felicitarte en persona, darte un buen tirón de orejas y un gran abrazo, por el contrario me tengo que conformar con esta pequeña carta expresando lo que siento.

Me gustaría que supieras que con todos estos meses que han pasado aún te echo de menos, nuestras largas conversaciones, el salir juntas… que aunque no saliera nadie más, nosotras siempre sabíamos cómo hacer para no aburrirnos…. ¿te acuerdas que risas con aquella botella de Coca-Cola que salió por los aires como si de un petardo se tratase? ¿De nuestros bailes en el buda …? ¿ de cuándo intentamos hacer un videovlog en plena noche… sin que se viera nada? ¿ o de cuándo nos quedamos tiradas con el coche?


Me da pena que desde mayo ya no tenga más recuerdos contigo… y bueno aunque he de confesar que hay cosas que no me han agradado demasiado estos meses, como ya te dije una vez… si alguien te importa de verdad, hay que tragarse el orgullo y perdonar.. y espero que según va pasando el tiempo todo vuelva a su cauce… y que al igual que yo he perdonado, si sentiste que te hice algo… puedas perdonarme tú también…

porque… no quiero volver al pasado, pero sí quisiera que cosas o en este caso personas.. de mi pasado vuelvan  a estar en mi presente..


Por mi parte no mucho más que decir, que espero que estés disfrutando de tu día, que si te ha tocado trabajar te  haya sido leve… que te hayan regalado muchas cositas…. y que al año que viene te pueda felicitar en persona…


Muchos besos... de alguien que espera que la despedida de esta carta no sea un adios, sino un... 

¡¡HASTA PRONTO!!